Me dijiste mientras defendías que debo irme de aquí antes de que lo que queda de mi reputación se dañe aún más.
Mi respuesta al teléfono fue la misma que te doy ahorita: me vale madre.
Si soy la amante de medio pueblo o destruyo gente por gusto: me vale. Fantasmas o drogas, alcohol en exceso o 'críticas desmesuradas', 'información no noticiosa' o 'ataques estomacales' a tus amigos (que dos días antes de un informe te invitan a Ensenada y crees que por eso merece tu silencio un funcionario inepto): me tiene sin pendiente.
Lo mismo que dije cuando le destrocé al reputación al señor que tanto amas porque sus hijos son desviados: me vale una chingada.
Todos en este pueblo de mierda (que he odiado desde niña) pueden incinerarse instantáneamente y me daría exactamente lo mismo. Ni como tragedia lo vería, sino como bondad de Dios al género humano.
Lo único que me dolió fue tu fraternal preocupación por mí. Tu voz y tu pregunta: ¿Por qué te estás haciendo esto?
Me dolió como si aún pensaras que me engañas, que yo creo en ti o que me importa tu opinión... sabe esto: también tú has pasado a chingar a tu madre. Una sola traición resisto. Ya te demostré que por muy viejos y poderosos tus amigos, también están a mi merced... y eso, te incluye 'querido amigo'.
Soy la peor versión de mí y sí, estoy conociendo el lado oscuro... y eso, ni tu lo viste venir.
Aunque soy tan elocuente que logré hacerte caer en cuenta de mi facilidad para hacer enemigos cuando ataco -desde la cabeza- sistemáticamente a todo el cuerpo de poder estéril que opera en este lugar (como en todos los lugares en mi país, si me preguntas con más tiempo).
No voy a cambiar, y sí, entérate de esto: un día me van a matar por lo que digo, escribo y logro putearles a la bola de bastardos enanos con los que coexisto.
La verdad estoy al límite de mí, de mis fuerzas y de mis días, espero... de verdad lo espero.
Desde la rabia absoluta:
Luna Líquida (yace aquí).
Pd. Supongo que el límite de resistencia a la difamación lo rebasé hace mucho.
Pd1. Pueblo chico, infierno colosal, dicen, ¿no?
Pd2. En verdad me hace mucho daño estar aquí.
Mi respuesta al teléfono fue la misma que te doy ahorita: me vale madre.
Si soy la amante de medio pueblo o destruyo gente por gusto: me vale. Fantasmas o drogas, alcohol en exceso o 'críticas desmesuradas', 'información no noticiosa' o 'ataques estomacales' a tus amigos (que dos días antes de un informe te invitan a Ensenada y crees que por eso merece tu silencio un funcionario inepto): me tiene sin pendiente.
Lo mismo que dije cuando le destrocé al reputación al señor que tanto amas porque sus hijos son desviados: me vale una chingada.
Todos en este pueblo de mierda (que he odiado desde niña) pueden incinerarse instantáneamente y me daría exactamente lo mismo. Ni como tragedia lo vería, sino como bondad de Dios al género humano.
Lo único que me dolió fue tu fraternal preocupación por mí. Tu voz y tu pregunta: ¿Por qué te estás haciendo esto?
Me dolió como si aún pensaras que me engañas, que yo creo en ti o que me importa tu opinión... sabe esto: también tú has pasado a chingar a tu madre. Una sola traición resisto. Ya te demostré que por muy viejos y poderosos tus amigos, también están a mi merced... y eso, te incluye 'querido amigo'.
Soy la peor versión de mí y sí, estoy conociendo el lado oscuro... y eso, ni tu lo viste venir.
Aunque soy tan elocuente que logré hacerte caer en cuenta de mi facilidad para hacer enemigos cuando ataco -desde la cabeza- sistemáticamente a todo el cuerpo de poder estéril que opera en este lugar (como en todos los lugares en mi país, si me preguntas con más tiempo).
No voy a cambiar, y sí, entérate de esto: un día me van a matar por lo que digo, escribo y logro putearles a la bola de bastardos enanos con los que coexisto.
La verdad estoy al límite de mí, de mis fuerzas y de mis días, espero... de verdad lo espero.
Desde la rabia absoluta:
Luna Líquida (yace aquí).
Pd. Supongo que el límite de resistencia a la difamación lo rebasé hace mucho.
Pd1. Pueblo chico, infierno colosal, dicen, ¿no?
Pd2. En verdad me hace mucho daño estar aquí.
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