Este Blog se ve completo en Opera, Chrome, Safari y FireFox.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Dueño de mi dominio.

Es que a mi no me gustan las imágenes por eso de que son más que mil palabras; a mi me gustan las palabras, en su más mínimo elemento, las letras. No me gusta ahorrármelas, me gusta su desgaste de mi boca a mis rodillas, que pasen por mis manos, espalda, cabello y en el colmo del hedonismo por tu boca, tus piernas… por tus muslos y que se queden entre ellos y mi vientre callado.

Así fue como nos conocimos, ¿te acuerdas? Justamente por tus palabras y las mías y fue discreto cuando pasó, al menos para mí… el asunto es que además de las palabras tu dominas muy bien el arte de iluminarlas. Tienes una suerte de lámpara privada y única –ya ves, ahora te lo dice todo el mundo; yo lo supe antes- para que brillen unas o se apaguen otras.

Lo supe una tarde gris y lluviosa, en que te metiste a mi habitación y te quedaste ahí por meses (¿minutos?). El asunto fue sacarte, me era complicado, porque volver a decir te amo, lo aprendí entre tus cuentos y mi pavor.

Entonces, te escribí, así fue como pude serte, como me pude entregar a ti, en letras altas, bajas, susurradas, gemidas, sangrantes, locas, desquiciadas y devastadas –pero enteras-, cuando por fin nos despedimos y supimos que habías hecho conmigo lo que habías estado predestinado a hacer desde el primer día que entraste a mi habitación intuyendo mi nombre.

Nada, que han pasado cuatro (¿seis?) años y ahora “si todo sale bien” serás papá. Y yo que agonizaba, volví a recordarte y contigo, a la que fui –soy-. A la que inconsciente contesta el celular en los peores momentos… y con ello aprendió a no volver a hacerlo –como niña buena-. Digamos que sé que serás un gran papá, como ese que soñabas ser a mi lado… -y a su lado, porque ambos sabemos que nunca la dejaste irse del todo de entre nosotros ni de mi/tu cama cuando no la compartías con ella-.

Ahora eres famoso pero te recuerdo cuando eras astuto y tímido (ahora que somos mayores, a ambos la timidez se nos fue a jugar a otros tiempos, y a ti se te puso a escribir cuentos y a mi tumbas)… y una parte mía sigue siendo profundamente tuya, como tuyo es el miedo y la certeza de que es mi deporte enamorar genios u hombres brillantes, donde embonas perfectamente –como en mí cuerpo que no olvida todos los Universos que le creaste como ropita para muñeca de cartón-.

Felicidades, te dije, eres maravillosa, respondiste. Pero con eso en realidad quería decirte: por algún extraño motivo, me dolió la felicidad que me diste al saberte “si todo sigue como va”, papá.

Luna_Amarilla

1 comentario:

quimeras dijo...

extrañaba tus palabras tan redondas y perfectas para decir cualquier cosa, aunque sean cosas que duelan... porque seguro todo el que te lee como yo, siente la vibración del dolor al leerlas...