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viernes, 19 de diciembre de 2008

Volví a ser peatona...

Aquí escribes el contenido.

Aquí escribes el resto de contenidos que no se verán.


Ah, sí, y maté a alguien.

Creía que la mezcla de olor a sangre y pólvora -cuando se administra en cantidades suficientes, digamos tres o cuatro (o más) muertes simultáneas y unos 300 cartuchos de percusión de calibres considerables- que perfora el cráneo, no sería superada en mi vida por nada...pero así fue.

Así termina el año más intenso de mi vida (bendito sea el tiempo).

[Aunque siempre que doy una frase tan dramática, la vida se encarga de demostrarme que “no fue nada” para lo que pasó, para lo que está por venir, por eso lo digo con todas las reservas de lo que vendrá - esperando (con esperanza). ), que nada viene más fuerte que lo ya vivido-].

Me está costando mucho venir aquí con todo lo que esto me ha hecho (el que me está saliendo de debajo del desperdicio de piel que se me está saliendo -pese a mi voluntad-)... pero hay quien dice (tú) que en algún lugar debe comenzar la demolición.

Que el común de los mortales diga algo bueno de sí mismo está mal visto, por esos elogios en la propia boca, pero a mí -como casi todo- me está bien, lo sé: lo manejo muy bien. Sólo así – y nada más que eso y el amor infinito de Dios en él que creo profundamente sin explicaciones de por medio (Jorge… ¿te acuerdas cuando nos cerraban los grupos por ser diabólicos?) – puede tener sentido ir por una carretera libre (entendida en un doble sentido) a una hora en la que ni las luces ni el sol sirven de nada, pisar a una velocidad considerable (80 km/h) con un vehículo parado y sin luces, con una Decena de personas distribuidas sobre la cinta asfáltica ya a la derecha, justo al final de un puente con una pendiente tan prolongada que un vuelco era inminente y con varios coches en el carril izquierdo, sin posibilidad de tomar una decisión que no fuera terrible.

Leyendo el post anterior al que estoy escribiendo, supongo que las señales de que debo dejar de conducir ya me las habían marcado hace mucho tiempo, pero como siempre me pasa, no puedo hacer mucho más que soñar -como es habitual en en estos casos - el feliz accidente y contarlo, con la esperanza - absolutamente inútil - de que no se hiciera realidad.

Pero sucedió, en fracciones de segundo decidí acabar con la vida de alguien, sabiendo que era el menor de los riesgos (¿el menor?) y ese momento.

Decidir es una de las cosas que más odio, y además es la que más trabajo me cuesta. ¿Es por eso que sueño con estos eventos?, para poder tener tiempo suficiente para decidir y no sorprenderme y hacer lo que hace una buena vieja en estas circunstancias -darle todo a su madre- aunque no sé si lo sé. que digo

Estampé mi auto casi de frente con el camión parado y decidí que de todos los lugares donde podía decidir pisar, ese era el de menor riesgo, para los que estaban conmigo para los que estaban a la derecha (varios particulares) además del inminente vuelco si decidía ese lado de la vía, y del coche semifrontal con los del carril contrario.

Escuché todo lo que pude y, de todos modos, al menos - eso es lo que pensé - mataría a uno, dos si tenía mucha mala suerte.

Después del impacto, cuando la cajuela del auto revienta y tapa toda la visión, supe que en ese momento mi vida cambió. Lo supe y me dije: aquí es cuando realmente dejas de ser Luna Libre.

Al menos lo partí por la mitad, eso pensé. La Bruja pensaba lo mismo, me dijo después.

No recuerdo ninguna noche con más estrellas que esa. Ni en el norte ni en el sur, ni en la cima de la montaña más alta de mi Sierra, ni en la oscuridad más profunda de mis miedos. Nunca había tenido tantas estrellas para mí.

Un hombre muerto, pensé al ver la sangre y solo una persona debajo de mi auto.

Lo que siguió a partir de ahí fue una serie de acontecimientos rápidos y llenos de amor.

Amor por todos lados, en medio de los gritos -los míos- todo era amor. los sonidos se fueron y solo quedaron estrellas, sangre y una oración en mi cabeza: Dios, no mueras.

Le grité... le grité tan fuerte como pude... Supongo que fue mi forma idiota de que me pelara en medio de su intensa actividad esa noche.

El hecho de que no estuviera partido en dos ya era un milagro, al igual que el hecho de que tenía casi la mitad de velocidad que mi 140 tradicional.

Había mucha sangre, pero era poca para lo que se espera de un cuerpo humano entre dos vehículos (y lo dice alguien que sabe de sangre en las aceras, en el asfalto) era poquísima.

La Bruja hizo el resto, habló con él, lo mantuvo despierto, la Doc - mi hermana - lo llevó a donde pudiera salvarle la vida, si aún era posible - seguí pensando en ello - y mis amigos defendieron mi libertad con sus clavos.

Con los minutos, después de ordenar y retirar los escombros del camino -para evitar que otro pendejo como yo fuera con la madre- quedó claro lo que había pasado.

Era inevitable, pero el dolor de dejar a alguien sin respirar no disminuye porque “no se movieron rápidamente para sacar su camionita de la carpeta asfáltica porque estaban borrachos”.

La pura verdad es que no duele ni un poquito menos. La culpa es igual.

Pero lo que sí aumenta la carga de conciencia es cuando los ojos empiezan a acostumbrarse a la oscuridad y aparecen personas con caras de asombro, tratando de entender cómo alguien puede ser tan animal como para conducir una máquina con un motor y tirársela a alguien.

¿Cómo?

Pero en medio del dolor supe que era su hermano, era hermano de los que estaban allí, estaba muy herido, pero despierto, vivo, hablaba y decía su nombre: Isidro.

Pero luego dijeron, y pensé que estaba soñando: vete, no te preocupes, diremos que no la vimos, que no sabemos quién era, pero no se lo digas a la policía.

¿Quién diablos imaginaría algo mejor que eso?

Quiero decir, en el caso de que el bastardo de mi auto le hubiera permitido moverse, cualquiera -tal vez yo- habría salido de allí.

La realidad fue que lo único que se me ocurrió preguntar fue: ¿y qué harán con el herido?
- llévenselo
- pero es muy grave, y si muere
- nos encargaremos nosotros, solo no hables con la policía
- ¿qué traen en la camioneta?

Al final, la periodista no pudo evitar preguntar por qué tenía tanto miedo de la estúpida policía, ¡si yo debería haber tenido miedo!

- nada. ellos dijeron

Pero no tardé en enterarme porque me decían que yo era feo, que se responsabilizaban de su descuido.

Ya en el "commandancai", tuve la cabeza para hacer un par de llamadas, entonces, mi hermanito no dudó, "movió cielo y tierra", dijo, para que yo "saliera", mi mejor amigo. , despertó a la mitad de la humanidad, Dios se las arregló con los que pudieron, obtuvieron una cantidad importante porque era un hecho que no saldría de la cárcel sin fianza.

nieta Ya había demasiadas promesas de verme tras las rejas, y ahora si va a suceder, estaba seguro.

Si alguna vez dudé de tener amigos, esa noche supe que no hay nada menos seguro en mi vida.

Alguien que ni siquiera tiene un seguro de responsabilidad civil pasa al menos una noche en la cárcel, en la que se deslindan responsabilidades.

Luna Líquida, se encontraba, tres horas después, en su casa, contándole esto a sus padres.

Mi víctima era un rarámuri, a quien le causé una fractura expuesta del fémur. Lo cual nadie entiende cuando ve cómo quedaron los vehículos, como tampoco nadie entiende cómo es que ninguno de los cuatro pasajeros de mi coche sufrió, cuanto menos, un esguince cervical.

Nada.

Mi auto fue pérdida total, al igual que la caja de la camioneta que conducía mi víctima.

Él era rarámuri, y yo era "alguien que le iba a facilitar las cosas para que estuviera en las noticias de la mañana", considerando que es víctima de un grupo de indígenas que al salir del trabajo, se quedan con una camioneta averiada en medio de una carretera en mal estado.

¿Víctima?

Mi hermana haciendo todo lo posible para solucionar que no se hubiera coagulado, que no se hubiera dañado el femoral... en fin, mantenerlo estable, vivo, con el menor dolor posible... mis amigos, intentando "no ponerme en los separos"... me llamó "el jefe" para decirme: viene un abogado con fianza, no te quedes ahí ni una noche, el jefe de policía me dijo "le van a montar una oficina de administración para que "Puede estar cómodo, porque tengo instrucciones de no llevarlo a ninguna parte hasta que este desafortunado pero, en la medida de lo posible, afortunado accidente se resuelva bien para usted".

Sólo quería saber que estaría viva, que volvería a caminar.

Luego una serie de brutales agresiones a mi víctima.

La bruja, como buena rarámuri, me dijo, si no porque sé que no eres culpable... pero sabiéndolo, estoy terriblemente indignada por lo que le están haciendo a mi pueblo.

Aturdido, al salir del quirófano le hice señas de que me desvinculaba de responsabilidades.

Yo me haría cargo de mi shock, él se ocuparía del suyo y todos estarían contentos, yo me iría a casa...

En realidad tuve que conseguir unas decenas de miles de pesos por las placas, tornillos y demás cosas que el Requería operación de fémur, los conseguí -bendito sea el poder de los medios- para contactos con las personas adecuadas.

No pude "llevarle mi coche, a pesar de que me lo había 'sugerido' el presidente del Partido Laborista, quien se despertó para atender "mi asunto", por simple sentido de humanidad.

Pero al final del día pensé... que Isidro hubiera sido arrestado... mi víctima... si la persona que se hubiera sorprendido hubiera sido alguien que hubiera podido decir que sí, en medio del shock a cualquiera de los se ofrece a enfrentarse a alguien que apenas habla español.

Cosas que sólo pasan en Egolandia, señores... sólo aquí.


Lunes asesino...

PD. Ah sí, a quién maté, a una Luna que traje conmigo, no pude. No la salvó del accidente. Ese día, ella murió completamente en ese pedazo de camino. Todavía llevo su cadáver... Supongo que será cuando decida enterrarlo y luego solo soñar con ello.

jueves, 23 de octubre de 2008

¿Quién es Luna Líquida?

Hoy cumple dos años este bonito blog... y hoy atropellé a alguien.

Luego del susto, lo llevé a la escuela (al tipo que atropellé, no al blog) donde está cursando una maestría (la segunda, dijo), pidió mi teléfono, supongo que para saber a quién demandar cuando todo le duela. A las horas, luego de enterarse, mi héroe particular halló al sujeto, le dio dinero... y le hizo firmar algo donde dice que no me demandará jamás. Sin embargo, el tipo -quien ya tiene nombre y apellido- no ha dejado de mensajearme todo el día y yo le respondo más por culpa que por ganas.

Aunque fuera su responsabilidad -como de todos- aprender a cruzar una calle, algo extraño se rompió dentro de mí desde el golpe seco de su cuerpo estrellándose contra mi parabrisas.

No se si sirva de algo pero sí me quedaron claras tres cosas:

1. Necesito dejar de escribir en el celular mientras manejo –con caracter de urgente-;
2. Debo cerrar este blog y empezar a escribir sin pseudónimo... en un blog, quiero decir; y,
3. ¿Qué dirías si estropeo tu vida (y la de la persona "a quien querer" con quien estas), y de pronto, ante la serie de acontecimientos que amenazan con acabar con mi libertad, te veo un rato, platicamos (en el mejor de los casos te das cuenta de que es una estupidez que no seas mío, quiero decir, te dejo seguir con tu vida, allá en tu sur, pero luego de haber concluído esto) para cerrar éste infinito abierto que somos desde que quedamos en lo que fuera que hayamos quedado (que además fue lo único de lo que me acordé cuando pensé que había matado al hombre que no se movía de encima de mi auto y yo con una prisa del carajo)?

Por el bien de mi sanidad mental… espero tu respuesta.

¿Va?


Luna Asustada

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Daría lo que fuera por volver a oírte

Lo que soy, por volver a hablar contigo. Por un teamo tuyo. Uno más. Aunque fuera el último del resto de mi vida.

Ahora que pronto dejaré de ser libre, te suplico vengas antes de que sea demasiado tarde.

Daría lo que sea por saber que estás ahí, que aún me amas, aunque eso fuera lo último que yo supiera de ti... de mí, de la libertad.


Luna a punto de partir

miércoles, 23 de julio de 2008

Au...


Equis: ¿Estas jugando?
Luna: ...
Equis: Dime la verdad Luna, ¿Estas jugando conmigo?
Equis: No pasa nada, sólo respóndeme la verdad.
Luna: ...
Equis: ¿Esto es un juego para ti? ¿Soy un juego para ti?

Entonces, respondí algo políticamente correcto y después de haberte suplicado -como no he suplicado jamás- que no te fueras... luego de tu interrogatorio, te dejé marchar.


Luna Rusa

PD. Sssshhh

lunes, 21 de julio de 2008

Adicción a la heroína

- ¡No le digas así! Se oye muy muy fuerte.
- Ah, y ¿cómo le parece a tu sensible persona que le diga?
- No sé, di adicción a un fármaco. Morfina, no sé, llámale de otra manera. Me duele sólo de oírlo.
- Me vale madre. Heroína, así se llama. Y así le voy a decir hasta que deje de ser tema de mi mayor angustia.
- Pero es comprensible. Hay que recordar que ha sufrido demasiado. Además es sólo un par de meses medicándosela. Ha padecido todo el dolor del mundo. Incluso ese mismo dolor le ha debilitado el corazón.
- Si. tendré que abstenerme de mis prácticas hitlerianas, si le quito los medicamentos ahora, puedo provocarle un paro cardiaco. Había olvidado el debilitamiento. El marcapasos. Todo eso. Sí, ha sido demasiado doloroso.
- Exageradamente.
- No lo estoy poniendo en duda. Te recuerdo que he estado a su lado después de cada operación. Como tu. Como la Doc. Pero... ¿Cómo pasó esto? ¿Cómo fui tan torpe que no lo vi venir?
- No lo sé. Ha sido demasiado caótico. No somos médicos -digo, tu y yo- y sólo nos ha faltado meter el bisturí. Todo lo demás lo hemos resuelto. Si juntamos a todos los doctores de Egolandia, podríamos dar conferencias sobre las seis enfermedades recientes que se nos han aparecido y sus variables, así como modos de tratamiento tradicional y alternativo.
- Cierto. No puedo creer que estemos aquí, frente a la madre de todas las batallas, luego de haber librado tantas. Pero sabríamos que así sería. Sortear la muerte no es tema de todos los días para el común de las personas.
- Acabaremos siendo enciclopedias sobre riñón e hígado, aunque aún nos falten.
- No importa. Hemos salido de otras. Cero lamentaciones. A trabajar. Mira, estoy aturdida con la noticia aún pero a partir de ahora no harás nada más que investigar. Respirarás el tema de la heroína, su adicción, sustancias alternativas, formas de tratamiento, consecuencias fisiológicas, psicológicas, emocionales, kármicas, no sé, bebamos todo lo que existe en español sobre el tema, como lo hicimos con la enfermedad de tu hermana, y con el hígado rebelde.
- Bien.
- Mal. Es intolerable que nos hallamos equivocado así. ¿De cuando acá nos volvimos tan insoportablemente imbéciles que nos ocupamos del dolor y no de sus causas? Es imperdonable este error.
- Lo es. No entinendo como en tan poco tiempo se hizo tanto desmadre.
- Bueno, así son estas cosas. Un mes de estas drogas, equivalen a años de otras menos fuertes. Mira, de lo que halles, lo que esté en inglés me lo pasas y en francés, alemán o italiano te lo paso a ti. ¿Ok? Mañana te quiero preparada, será un largo fin de semana en las bibliotecas y tendremos que transar de nuevo al de la facultad de medicina. Haré un plan de acción completo, en el que cuide las esquinas de lo que se me pasó la vez anterior.
- Sí a todo, pero... estoy muy asustada.
- Ahora todo se ve negro. Como se ha visto en los últimos dos años. Pero no lo estés. Vamos a resolver esto, como hemos resuelto otras cosas igual de difíciles. No hay nada más fuerte que las ganas de que estén vivos y bien. No hay nada superior a eso, salvo Dios, y él siempre esta de nuestro lado. Esa es la única explicación para que niñas no médicos (bueno y la tarada de tu hermana que me tiene infartada por tampoco ver que se generaba esta adicción frente a sus narices) estén logrando lo que logramos.
- Lo sé.
- Qué bueno que lo sepas.


Luna Heroína (que no tiene la mas puta idea de cómo le va a hacer)

viernes, 25 de abril de 2008

Amor unilateral.



Bueno, era justo hablarlo. Yo me hacía tonta hasta que él tomó la iniciativa; fui de visita y aprovechó para llamarme a su oficina.

Estábamos ahí, los tres, teniendo esa plática que desde niña supe que me revolvería el estómago.

Cómo siempre, yo fui y confié en mi mamá, quien me aseguró no decirle nada de eso a mi papá, pero ante la importancia de la noticia, no sólo le contó algo, sino que se lo contó todo.

Así las cosas, conociendo mi hiperactividad y que no puedo detener mi atención más de 10 minutos en una sola cosa, mi papá me dio un resumen de cuatro razones por las que no debía quedarme contigo. No así, al menos, como lo tenemos planeado.

Las escuché todas, cada una. Él está seguro de lo que me dice, yo estoy segura de que lo que dice es cierto.

Me dijo lo mismo que me dijera mi mamá una hora antes de entrar al quirófano en su última operación: sin amor, no vale la pena estar vivo.

No, no debe valer la pena. Pero la cuestión es que yo eso lo sé hasta ahora, así les respondí.

Mis papás sentados, agarrados de la mano, fumando, viéndome completamente extrañados de mis decisiones estúpidas me decían lo mismo que yo he sabido y a lo que tanto pánico le he tenido: necesito despejar todas mis dudas antes de quedarme contigo... o con él.

Entonces, ahí frente a mis papás, les expliqué todo. Acabé como siempre que hablo de ti: llorando. Cuando terminé, ambos estaban llorando junto conmigo. Yo no sé si revivieron amores perdidos, dudas o qué les hice, pero lloraron conmigo.

Los vi llorar y recordé la forma tan animal, pasional y cerebral de amarse. Lo que más me ha impresionado, la forma de perdonar y aceptarse que han tenido, de la cual han hecho una escuela a la que siempre falté. Ha sido el curso que reprobé por default.

La única forma que conozco de amor me la enseñaron ellos: total. Entregado, comprometido, abusivo, posesivo, libre, armónico, vulnerable, invencible... Esa clase de amor que no he vuelto a ver jamás en nadie. Aunque he leído de él y muchas veces creo que se basaron en ellos, en mis papás.

Lloraban por mí (por sus propios amores chiquitos, los que no alcanzaron la grandeza de éste que me dio vida). Por sus errores, por su egoísmo, por su entrega incondicional y por esa forma de amarse que ha dejado huella en todo el país, en todos los que los han conocido. Hay personas que han copiando ese esquema de pareja, han buscado personas similares. Incluso me lo han confesado. Pero de eso hablaré en otro momento.

Viéndolos llorar porque su hija esta enamorada pero es incapaz de hacer algo con ese amor unilateral, recordé el significado de mi nombre, recordé cómo es posible que tanto amor se vierta todos los días frente a mi mientras me construyo muletas para no vivirlo.

Justo antes de esa conversación, un par de días antes, estuve leyendo mi horóscopo chino y casi vomito de lo certeras que son algunas descripciones -en las que no creo, pero en fin-. Principalmente aquella que dice: "Sólo a un cadáver, la Luna Líquida podría demostrarle su amor sin miedo. Su orgullo y su miedo al rechazo pueden convertirla en un ser frío y capaz de ocultar sus sentimientos hasta la muerte propia". Creo que es verdad.

He sido tan amada y lo he comprendido tan poco.

Me ha amado gente tan valiosa, tan increíblemente valiente, tan capaz de decirlo, de demostrarlo, de gritármelo. De patalear y llorar por mí. Me sorprende mi incapacidad para deshacerme, para decírtelo. Para correr a donde estas y exprimirme, como lo hago en la soledad de mi cuarto.

Repaso como me reclaman, como me reclamaste mi falta de amor, de atención, de demostraciones, de llamadas. Como me reclamaron otros, como me reclaman aún. Como me han reclamado tantas veces por el amor que me profesan, que yo asumo como una obviedad, como un hecho irreductible e inevitable y que no me doy cuenta del milagro que ha sido y de lo afortunada que soy.

Pero no sé si tu seas el que por fin hará que rompa mi incapacidad. No se si seas tu el que por fin, por mí, me haga levantarme de esta silla para llegar a tu puerta para decirte sólo: Hola.

Aún no puedo determinarme a hacerlo.

Porque, por fin, me topé con alguien más lisiado en eso que yo..: tu.

En fin... era justo hablarlo... algún día.


Luna en silla de ruedas

PD. Descarga el mp3 "Para que me amaras" de Cafeína en Box (barrita lateral).

lunes, 4 de febrero de 2008

Egolandia IX

Hoy iba a ser un día perfecto, pero se me atravesó tu muerte.

Y tu promesa rota de estar conmigo, de oírme en el dichoso debut, de cuidarme como todos los días que me cuidaste como si valiera la pena.

Cómo lo hiciste con todos.

No hay forma alguna que pueda describir mi desolación esta mañana, cuando a las 6 lo primero que vi fue una plana completa, pintada de rosa, con tu sonrisa en ella y la clara muestra de que algo te pasó.

"No, no puede ser, no es cierto", me dije; no quise saberlo hasta que terminara el programa porque me paralizó la sola idea de que fuera verdad y estuvieras muerta.

Pero no mejoró con las horas, porque sí, es un hecho irreductible: ya no estas.

Pero, ¿qué hago yo que aún tengo tu cuerpecito tibio y tu amor cubriéndome el egoísmo, tu voz regalándome la certeza de que al menos alguien en el universo tenia fe ciega en mis pisadas inciertas?

Cómplice de cada llamada prohibida que nos hacíamos entre aquellos que no eran libres a los que sí, y tu lo sabias, nos permitías jugar a creernos capaces de fabricar heridas imposibles de sanar; jamás nos enjuiciaste. Gracias siempre por eso.

A mi me bastó tu mirada, reflejo de tu alma buena con ese: será muy jefe, pero vales más que esto, mi niña.

Esa vez me detuve a mitad de la recepción, agachando la cabeza absolutamente avergonzada, decidiendo, como decidí, que mi camino estaba lejos de los hombres de ese lugar, de ese lugar completo. ¿Te acuerdas?

En cada cumpleaños tus flores eran soles... ahora, hoy, con todo y el metro y medio que median las del góber de Egolandia, las tuyas me hubieran llenado la vida de esperanzas.

No sé qué afán este de perder tanto que he amado... ahora te me fuiste tu y te nos fuiste a muchos. Hoy Egolandia es un pueblito más triste sin ti... ¿lo imaginaste mientras te morías?.

¿Sabes que pensaba? Que ésta maldita y asquerosa forma de ser sólo me regala algo bueno, o me lo dio esta vez, contigo: no me quedé con ganas de decirte nada.

El último día que te vi te lo repetí: sin ti, mi trabajo sería imposible, gracias a que existes, es fácil ser reportero de este lugar, es fácil ser jefe y gato y ser feliz, porque eres la mitad de las razones que me hacen sonreír cuando pienso que vendré y estarás aquí sentadita.

Te estoy extrañando tanto, como no pudiste saber que lo haría y no, ya no existes.

Descansa en paz... ahora que por fin puedes.


Luna sin Luz, que aún no puede creer que ya te fuiste.

sábado, 2 de febrero de 2008

Dios de todas las criaturas nocturnas:

(...incluido mi lado oscuro indomable)


Feliz, feliz cumpleaños, niño de Mar.

Aún estas aquí... no te irás nunca (ya deberías saberlo).


Luna Oscura


PD. Sólo alcancé a leer: "aún te amo"... mi cel esta chafeando.
s.q.s.h.u.p.m.s.t.