Verás, vengo acá
de nuevo porque me desnudas y asustas.
Es decir, no
estoy acostumbrada a gustarle tanto a alguien, ¿sabes? No, no lo sabes. Estas
tan impresionado conmigo que no tienes ni la más remota idea de que no suelo
manejar bien la adoración.
Y no me estoy
quejando –o quizá-, pero me asustas. Es decir, cuando tus manos me recorren
toda, sufro; cuando intencionalmente echo a perder todos y cada uno de los momentos
románticos, sensuales y eróticos que tienes (que son tantos), es por mi bien.
Sacarte de quicio,
hasta que me obligues a hacer lo que ambos queremos, se me empieza a hacer
costumbre.
Sirva esta
confesión como preludio para anunciarme que he decidido irme de esta relación
que no empezó, pero que te empeñas en tener conmigo… pero yo no me amo, es más,
me odio… y entonces te explico una y otra vez: ¿qué puedo darte a ti?
¿Qué hago en
noches como ésta en que caes rendido y en voz alta afirmas que mi temblar es
por el mismo orgasmo que el tuyo? Pero no, mi temblar es por miedo.
La gente perfecta
–como los de tu bando-, tarde o temprano van a estamparse de frente con las
cabras locas como yo. Alguien dedicado en cuerpo y alma a cosas buenas, sanas,
limpias, honestas… a cosas de niños (que los ama además)… dista mucho de mi
enferma persona.
Empecemos porque
el deporte me ha parecido desde que tengo memoria: una pendejada. No pa' verlo y
apostar, pero sí para practicarlo. A ti en cambio te salvó la vida.
Los niños, los
amas, yo los veo como bichos raros.
Tu obscena forma
de confiar, tu sonrisa, fuerza, positividad, tu conocerlos a todos, tu
política, interesarte en todo, amar a todo… no. Me enferma.
Tus muslos
perfectos, tu espalda… esa forma que tienes de enseñarme a diferenciar el amor
del sexo… todo en ti me hace daño, todo.
Y nada, que debo
explicármelo primero aquí, para mañana poder terminar con esto que no dejé que
empezara… y tus domingos de nieve, parques, manos…. Tu forma de
acariciarme, besarme, todo eso, me derrite y me lastima al mismo tiempo.
Perdón, llegué
demasiado dañada a ti… y lo siento por mí, porque habría tantas mujeres que
matarían por un hombre como tú… sólo que yo no soy una de ellas.
Luna_hablándole_a_su_amigo_imaginario.
2 comentarios:
hace tanto q no publicabas... es bueno leerte como siempre tan tu
WHOOOH....EL TEMOR DE AMAR EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN...
Publicar un comentario