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viernes, 25 de abril de 2008

Amor unilateral.



Bueno, era justo hablarlo. Yo me hacía tonta hasta que él tomó la iniciativa; fui de visita y aprovechó para llamarme a su oficina.

Estábamos ahí, los tres, teniendo esa plática que desde niña supe que me revolvería el estómago.

Cómo siempre, yo fui y confié en mi mamá, quien me aseguró no decirle nada de eso a mi papá, pero ante la importancia de la noticia, no sólo le contó algo, sino que se lo contó todo.

Así las cosas, conociendo mi hiperactividad y que no puedo detener mi atención más de 10 minutos en una sola cosa, mi papá me dio un resumen de cuatro razones por las que no debía quedarme contigo. No así, al menos, como lo tenemos planeado.

Las escuché todas, cada una. Él está seguro de lo que me dice, yo estoy segura de que lo que dice es cierto.

Me dijo lo mismo que me dijera mi mamá una hora antes de entrar al quirófano en su última operación: sin amor, no vale la pena estar vivo.

No, no debe valer la pena. Pero la cuestión es que yo eso lo sé hasta ahora, así les respondí.

Mis papás sentados, agarrados de la mano, fumando, viéndome completamente extrañados de mis decisiones estúpidas me decían lo mismo que yo he sabido y a lo que tanto pánico le he tenido: necesito despejar todas mis dudas antes de quedarme contigo... o con él.

Entonces, ahí frente a mis papás, les expliqué todo. Acabé como siempre que hablo de ti: llorando. Cuando terminé, ambos estaban llorando junto conmigo. Yo no sé si revivieron amores perdidos, dudas o qué les hice, pero lloraron conmigo.

Los vi llorar y recordé la forma tan animal, pasional y cerebral de amarse. Lo que más me ha impresionado, la forma de perdonar y aceptarse que han tenido, de la cual han hecho una escuela a la que siempre falté. Ha sido el curso que reprobé por default.

La única forma que conozco de amor me la enseñaron ellos: total. Entregado, comprometido, abusivo, posesivo, libre, armónico, vulnerable, invencible... Esa clase de amor que no he vuelto a ver jamás en nadie. Aunque he leído de él y muchas veces creo que se basaron en ellos, en mis papás.

Lloraban por mí (por sus propios amores chiquitos, los que no alcanzaron la grandeza de éste que me dio vida). Por sus errores, por su egoísmo, por su entrega incondicional y por esa forma de amarse que ha dejado huella en todo el país, en todos los que los han conocido. Hay personas que han copiando ese esquema de pareja, han buscado personas similares. Incluso me lo han confesado. Pero de eso hablaré en otro momento.

Viéndolos llorar porque su hija esta enamorada pero es incapaz de hacer algo con ese amor unilateral, recordé el significado de mi nombre, recordé cómo es posible que tanto amor se vierta todos los días frente a mi mientras me construyo muletas para no vivirlo.

Justo antes de esa conversación, un par de días antes, estuve leyendo mi horóscopo chino y casi vomito de lo certeras que son algunas descripciones -en las que no creo, pero en fin-. Principalmente aquella que dice: "Sólo a un cadáver, la Luna Líquida podría demostrarle su amor sin miedo. Su orgullo y su miedo al rechazo pueden convertirla en un ser frío y capaz de ocultar sus sentimientos hasta la muerte propia". Creo que es verdad.

He sido tan amada y lo he comprendido tan poco.

Me ha amado gente tan valiosa, tan increíblemente valiente, tan capaz de decirlo, de demostrarlo, de gritármelo. De patalear y llorar por mí. Me sorprende mi incapacidad para deshacerme, para decírtelo. Para correr a donde estas y exprimirme, como lo hago en la soledad de mi cuarto.

Repaso como me reclaman, como me reclamaste mi falta de amor, de atención, de demostraciones, de llamadas. Como me reclamaron otros, como me reclaman aún. Como me han reclamado tantas veces por el amor que me profesan, que yo asumo como una obviedad, como un hecho irreductible e inevitable y que no me doy cuenta del milagro que ha sido y de lo afortunada que soy.

Pero no sé si tu seas el que por fin hará que rompa mi incapacidad. No se si seas tu el que por fin, por mí, me haga levantarme de esta silla para llegar a tu puerta para decirte sólo: Hola.

Aún no puedo determinarme a hacerlo.

Porque, por fin, me topé con alguien más lisiado en eso que yo..: tu.

En fin... era justo hablarlo... algún día.


Luna en silla de ruedas

PD. Descarga el mp3 "Para que me amaras" de Cafeína en Box (barrita lateral).

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