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sábado, 17 de octubre de 2009

Dejar de ser peatona




Si yo no fuera tan buena observadora,
pensaría que así tienes la mirada, pero sé bien que lloraste.
¿Qué te pasó? ¿Le tienes miedo a las fotos?
No te precoupes, no duelen. Mira, vamos a sacarle partido a esos ojos.

- Fotografa profesional robándome el alma y sacando provecho -


Voy a hablarte de las broncas inevitables del hecho simple (y providencial) del dejar de ser peatona: el llanto incontrolable.

Es como si mi forzosa relación social al compartir el taxi con el chofer, el auto contigo, o el caminar por la calle con otros ciudadanos narcotizados de vida, me obligara a refugiarme en la adaptabilidad.

Pero el envolverme en un vehículo, es volver a mantener un santuario que me libra del contacto con otros seres humanos y me vulnera ante mis embates psicóticos que se nutren de los hechos simples como los ojos de tanta gente, las nubes, los pedazos de tristeza de los árboles... incluso, las resignadísimas aceras o grietas del hambre que padecen otros.

Así pues, me es imposible ir de un punto A a un punto B de la ciudad, sin llorar.

Me voy juntando fuerza de semáforo en semáforo (que se llenan de sangre) para poder sonreír al ver a ese o esa que voy a ver... y es sólo cuestión de segundos que parezca yo normal.

Pero luego quiero terminar corriendo y me contengo, me río imaginándome lo traumada que se vería una Luna corriendo despavorida (esperando morir de frío con aquel cuchillo verde).

En parte es la razón por la que siempre mis autos son tan polarizados, prefiero no ver ni madre, a que me vean llorar.

¿Se imaginaría ese o esa que tienen "importantes cosas que tratar" conmigo, mi absoluta incapacidad para respirar o convivir con el resto de los humanos?

En cambio todo es: Hola señor, ¿cómo esta usted? ¡No me diga! ¿y qué pasó entonces?

Cuando si el mundo se quedara en silencio por unas cuantas décadas, me podría acostumbrar a mí silencio, y con ello, tal vez un día, dejaría de llorarme a solas.


Luna a bordo

PD. Feliz cumple, escritor. ated.

Descarga los mp3 No sabes cuánto te he querido de Paco Bello y
Walking arround de Pablo Neruda en la voz de Ismael Serrano, en Box (barrita lateral)

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